María Trillos Amaya es una colega apasionada por las lenguas colombianas, lo más vivo de nuestra cultura' en sus palabras, sobretodo de las lenguas y dialectos de su Caribe del alma; de las que aún se hablan con vitalidad, de las que están en peligro de extinción y de las que ya fenecieron, porque las lenguas según ella 'son mortales y pueden morir en cantidades impresionantes', de su suerte corrida y por correr; de sus características formales y de todo lo que nos tienen que decir, estos Sistemas complejos, sofisticadas creaciones colectivas del espíritu colombiano' según su sentir. Ya en ocasiones anteriores, nos ha ilustrado profusamente esta investigadora sobre ese Caribe de leyendas, el imaginado desde Europa, plagado de monstruos y peligros pero también cundido de riquezas y de dichas, paraíso terrenal situado en algún lugar del océano Atlántico, que recuerda la anhelada Antilia o la Atlántida de Platón; contrastado con el Caribe como ese 'complejo cultural, geográfico y lingüístico' que vamos descubriendo con el apoyo de arqueólogos e historiadores, que también se empeñan en mirar el continente desde dentro y no desde cómo nos lo han enseñado en la academia. (Véase su libro: Ayer y hoy del Caribe colombiano y sus lenguas). Allí nos hace memoria de las ricas culturas milenarias, cuyos grandes avances interrumpidos comienzan a develarse desde sus restos arqueológicos, y de las lenguas que se hablaron y se hablan en el Caribe colombiano, donde, desgraciadamente, son más las lenguas acompañadas con cruces, triste testimonio del holocausto que se ha vivido desde la llamada Conquista de América. En esta ocasión va más allá y se aventura a mostrarnos un panorama de todas las lenguas amerindias inventariadas en la actualidad como endémicas del país o con hablantes en él, a la luz de los últimos análisis lingüísticos, sin dejar de lado todas las lenguas que fenecieron pero fueron denunciadas en los archivos coloniales y en los trabajos de los lingüistas del siglo XIX y XX.